Rezando con los iconos

"Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).
 

Santos Joaquín y Ana

 

La sagrada familia: José, Ana y la niña María

 

 

 

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1. Introducción

Según las enseñanzas de la Iglesia, el nacimiento de la Santísima Virgen María, la Madre de Jesucristo, no fue un evento accidental u ordinario, porque desempeña un papel importante en la implementación del plan divino de salvación de la humanidad, que considera muchas de las profecías y prototipos del Antiguo Testamento como una indicación del nacimiento de la Virgen. 

 

El momento de la concepción de María, la hija de Joaquín y Ana marca el inicio de la “plenitud de los tiempos” cuando las grandes promesas de Dios comenzaron a cumplirse para salvar a la raza humana de la esclavitud del demonio. Este evento acercó a la tierra el tiempo del Mesías, “luz, el camino, verdad y vida”. La Madre del Primogénito de todas las criaturas es también para todos nosotros, por gracia, Madre y “abogada nuestra”, a quien acudimos constantemente con audacia filial.

 

Tanto la Iglesia Católica como la Ortodoxa celebran en su año litúrgico a los santos Joaquín y Ana, y como fiesta propia el nacimiento de la Virgen María en la familia por ellos formada.
 

2. La historia

Nazaret es un pueblo pequeño, insignificante hasta el punto de que los judíos se referían a él hasta con cierto desprecio, diciendo: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?"(Jn 1, 46). En él viven Joaquín, de la casa de David, y Ana, pareja piadosa que ha llegado a una avanzada edad sin tener descendencia. Una sobrina de Ana, Isabel, pasará a la historia por ser prima hermana de la Virgen María y madre de Juan Bautista.

 

La vida de esta pareja tiene aspectos de resonancias bíblicas: son patriarcas de una extensa fortuna, bien acomodados, dueños de ganados y tierras, pero señalados para el pueblo judío por la desgracia: no tenían hijos. Como en el caso de Abrahán y Sara, Dios elige una situación sin esperanza humana y atiende la petición imposible para mostrar su favor, y Ana concibe una hija en su ancianidad.
El Nuevo Testamento contiene información muy escasa sobre la vida terrenal de la Bienaventurada Virgen María, y, en particular, nada se dice sobre la Navidad y los padres de María. El evento, en honor del cual se estableció la celebración, se conoce por el apócrifo Proto-Evangelio de Santiago ( siglo II ), que en apenas unos párrafos nos dan cuenta del drama divino vivido por esta pareja, los abuelos de Jesús.

 

En el punto siguiente podrán leerse los textos literales que dan cuenta de la historia de Joaquín y Ana. Pero la imaginación del pueblo cristiano pronto adornó las sobrias noticias que se tenían escritas con imágenes llenas de lirismo y veneración hacia ellos y, sobre todo, a la intervención divina que siempre escucha a quien con fe pide. Merece la pena relatarlas porque ellas son el mensaje que la iconografía nos trasmite con sus luces, líneas y colores. 

 

Joaquín y Ana era una pareja de esposos que vivían en Nazaret, ciudad de Galilea. Ambos eran de familias nobles, descendientes de la casa de David, devotos sinceros de la ley de Moisés que gozaban de la estima del Señor, visible en las riquezas con las que había recompensado su justicia. Sus virtudes personales y su misericordia hacia los pobres eran conocidas: En las fiestas llevaban el doble de las primicias obligatorias, una parte para el Templo y otra para los necesitados  de la comunidad.
 
Era san Joaquín galileo, de la ciudad de Nazareth, de linaje real, y el más ilustre de toda Judea; porque era de la tribu de Judá, y descendía por línea recta del rey David. Su padre se llamó Mathad , y su madre Estha, la cual era de la misma sangre real de David ; de manera , que por padre y madre era nobilísimo-, y descendiente de los dos hijos del rey David. Nalhan y Salomón, y de otros muchos royes v grandes capitanes. Fue desde niño castísimo, y de tan grande santidad, que muchos años antes que naciese, reveló Diossu nacimiento y nombre, manifestando a los sabios de la ley como se había de llamar Joaquín el padre de la Madre del Mesías, como lo refiere el P. Ganisio de los rabinos antiguos. Esto es el nombre de Joaquín, muy competente para el que había de ser el padre de aquella doncella, que había de concebir y parir al Señor del mundo; porque Joaquín quiere decir  La preparación del Señor; » y como dice san Epifanio, por él se preparó templo al Señor del mundo, que fue la santísima Virgen María, su hija. Era muy rico: y siendo ya hombre, se casó con una honestísima y virtuosísima doncella de Belén, llamada Ana, de iguales riquezas y calidad. (La leyenda de oro, 20 de marzo).
 
Era Ana natural de Belén, hija de Estolano, por otro nombre Gaziro, y de Emerencia, y fue mujer de san Joaquín, galileo, de la ciudad de Nazareth. Los dos eran de la tribu de Judá y del real linaje de David (La leyenda de oro, 26 de julio).
 
Pero su vida no terminaba de ser feliz. Siempre habían deseado descendencia y los años pasaban sin que Dios les bendijera con un hijo. La oración de ambos era incesante y en ella insistían ambos, sabedores de que para Dios nada hay imposible como los ejemplos de Sara - -y Raquel, que concibieron de sus maridos cuando ya eran estériles en su ancianidad, les hacía ver.- 
 
Pero en la ley mosaica, la esterilidad comporta un gran sufrimiento personal y llena de vergüenza ante los vecinos, al ser sentida como pura desobediencia al mandato de Dios: «Sed fecundos y multiplicaos» (Gén 1, 22). 
 
Su esterilidad les hacía rezar con los salmos 
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,  que habita en las alturas 
y se abaja para mirar  al cielo y a la tierra? 
Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre, 
para sentarlo con los príncipes, los príncipes de su pueblo. ..
A la estéril le da un puesto en la casa, como madre feliz de hijos.  (Sal 113,6-9)
La herencia que da el Señor son los hijos; | su salario, el fruto del vientre: 
 
son saetas en manos de un guerrero | los hijos de la juventud. (Sal 127 , 3)
 
Cuando Isaac tenía cuarenta años, tomó por esposa a Rebeca, hija de Betuel, el arameo de Padán Arán, y hermana de Labán el arameo. Isaac rogó al Señor por su mujer, que era estéril. El Señor le atendió y su mujer Rebeca concibió.( Gen 25,21)
 
La esterilidad es un mal, como el sufrimiento y la muerte; en efecto, parece oponerse al mandamiento del Creador que quiere la fecundidad y la vida. Es una vergüenza no lograr uno que sobreviva su nombre. De ahí las lamentaciones de Abraham: ¿Qué importa mi siervo adoptado, si yo me voy sin hijos? (Gen 15,2s). Y Sara, su mujer, se siente despreciada por la sierva fecunda (16,4s). Raquel grita a su marido: «¡Dame hijos!, o me muero» (Gen 30,1); pero Jacob se irrita contra ella: «¿Estoy yo en lugar de Dios que te ha rehusado la maternidad?» (Gen 30,2) . Dios solo es el señor. (LEON_-DUFOUR, Vocabulario bíblico, voz esterilidad).
 
A semejanza de Job, que en su desgracia permanecía fiel a Dios, Joaquín y Anna permanecían constantes en su fe en Dios y en la oración. Así transcurría su vida hasta que un hecho desgraciado rompió la pacífica convivencia entre ambos.
 
Un día, Joaquín, en una gran celebración, trajo regalos al Señor Dios en el templo de Jerusalén. Junto con Joaquín y todos los israelitas, ofrecieron sus dones a Dios. El ex sacerdote Isaac no quería aceptar los regalos de Joachim porque no tenía hijos. 
"No deberías", dijo, "presentar tus regalos porque no tienes hijos y, por lo tanto, te falta la bendición de Dios: debes tener algunos pecados secretos".
 
Simultáneamente, un vecino le increpó diciendo
"¿Por qué quieres sacrificar a Dios junto con nosotros?" ¿No sabes que no eres digno de traer regalos al Templo, porque no dejarás descendencia en Israel?
 
Fue tal la humillación y el dolor que sintió Joaquín que desde allí mismo se fue huyendo de Nazaret hasta el desierto, junto a los pastores que cuidaban de su rebaño. Con el recuerdo de Abrahán en su mente, Joaquín no dejaba de orar  y pedir para él una gracia semejante a la que había tenido el gran patriarca de Israel. A la oración continua, Joaquín añadió un ayuno de 40 días en la soledad del desierto, diciendo: "No comeré, y no volveré a casa. Mis lágrimas serán mi alimento para mí y el desierto mi casa, hasta que Señor Dios de Israel me escuche y me quite la condena” 
 
Una desdicha semejante agobiaba a Ana. Tan pronto le llegaron las noticias de lo sucedido a la puerta del Templo y de la decisión de Joaquín de marcharse humillado al desierto para no volver, dio grandes gritos diciendo: "soy la más miserable de todas las mujeres de Israel: ¡Dios me rechaza, la gente me condena y mi marido me deja!"  "¿Por qué gritar ahora: por ser viuda, por ser estéril o porque nadie me llamará madre?". Ana pasaba los días llorando.
Los ángeles anuncian a Ana y Joaquín el favor de Dios Un día, estaba Ana retirada en el jardín de su casa sentada bajo un laurel cuando vio un nido de pájaros con pequeños gorrioncillos revoloteando en él. Se le llenaron los ojos de lágrimas una vez más y dirigió sus ojos al cielo pidiendo la gracia tantas veces implorada.
 
 
Cuando Ana gritaba con grandes voces, un ángel del Señor se le apareció y le dijo:
“Ana, Ana! Tu oración ha sido escuchada, tus penas han traspasado r las nubes y tus lágrimas han aparecido ante Dios. Concebirás y darás a luz a una hija que será bendita y a través de ella serán bendecidas todas las tribus de la tierra. Se llamará María".
 
Al escuchar las palabras angelicales, Anna se inclinó ante Dios y dijo:
"¡El Señor Dios vive! Si me nace un niño lo ofreceré para que sirva a Dios. Servirá y glorificará el santo nombre de Dios día y noche a lo largo de su vida." Después de eso, llena de innumerable alegría, Santa Ana fue rápidamente a Jerusalén para agradecer a Dios por su amable visita con oración.
Al mismo tiempo, un ángel se le apareció a Joaquín en el desierto y le dijo:
"Joaquín, Joaquín! Dios ha escuchado tu oración y te favorecerá con su gracia: tu esposa Ana concebirá y dará a luz a tu hija, y su nacimiento llenará de alegría el mundo entero. Y mira, te doy esta señal para que creas que es verdad lo que te estoy anunciando: ve a Jerusalén al templo de Dios y allí, en las puertas doradas, encontrarás a tu esposo Ana, a quien le he anunciado lo mismo."
Joaquín, asombrado por noticia y mensajero tan angelical, dando gracias a Dios desde lo más profundo de su corazón se apresuró a marchar adonde se le había indicado y allí, en el templo, encontró a Ana en la puerta dorada dando también gracias a Dios.
 
En el encuentro, la pareja se abraza con la alegría que es de suponer; ambos se comunicaron los mensajes que de los ángeles habían recibido y juntos se alborozaron por el don de Dios que, como había anunciado el ángel, era una niña llamada a ser honrada por generaciones. Juntamente entraron al templo dando gracias a Dios
 

3.-Los textos

La fuente para la creación de obras sobre el nacimiento de la Virgen María fue la Santa Tradición. La narración originalmente oral de este evento se reflejó en monumentos apócrifos como  el Proto-Evangelio de Santiago y el Evangelio del pseudo-Mateo.
 
El dolor de Joaquín
2. Y, habiendo llegado el gran día del Señor, los hijos de Israel aportaban sus ofrendas. Y Rubén se puso ante Joaquín, y le dijo: No te es lícito aportar tus ofrendas el primero, porque no has engendrado, en Israel, vástago de posteridad.
3. Y Joaquín se contristó en gran medida, y se dirigió a los archivos de las doce tribus de Israel, diciéndose: Veré en los archivos de las doce tribus si soy el único que no ha engendrado vástago en Israel. E hizo perquisiciones, y halló que todos los justos habían procreado descendencia en Israel. Mas se acordó del patriarca Abraham, y de que Dios, en sus días postrimeros, le había dado por hijo a Isaac.
 
4. Y Joaquín quedó muy afligido, y no se presentó a su mujer, sino que se retiró al desierto. Y allí plantó su tienda, y ayunó cuarenta días y cuarenta noches, diciendo entre sí: No comeré, ni beberé, hasta que el Señor, mi Dios, me visite, y la oración será mi comida y mi bebida.(Protoevangelio de Santiago I, 2-4)
 
1. En aquel mismo tiempo, un joven apareció en las montañas en que Joaquín apacentaba sus rebaños, y le dijo: ¿Por qué no vuelves al lado de tu esposa? Y Joaquín repuso: Durante veinte años la he tenido por compañera. Pero ahora, por no haber querido Dios que ella me diese hijos, he sido expulsado ignominiosamente del templo del Señor. ¿Cómo volvería al lado suyo, después de haber sido envilecido y despreciado? Continuaré, pues, aquí con mis ovejas, mientras Dios conceda a mis ojos luz. Sin embargo, por intermedio de mis servidores, seguiré repartiendo de buen grado su parte a los pobres, a las viudas, a los huérfanos y a los ministros del Altísimo. (del pseudo-Mateo III, 1)
 
2. Y, no bien hubo en tal guisa hablado, el joven le respondió: Soy un ángel de Dios, que ha aparecido hoy a tu mujer, la cual oraba y lloraba. Yo la consolé, y ella sabe por mí que ha concebido de ti una hija. esta vivirá en el templo del Señor, y el Espíritu Santo reposará en ella, y su beatitud será mayor que la de todas las mujeres, aun de las más santas, de suerte que nadie podrá decir que hubo, ni que habrá, mujer semejante a ella en este mundo. Baja, pues, de las montañas, y vuelve al lado de tu esposa, a quien encontrarás encinta, porque Dios ha suscitado progenitura en ella, y su posteridad será bendita, y Ana misma será bendita y establecida madre con una eterna bendición. (del pseudo-Mateo III, 2)
 
El dolor de Ana
II 1. Y Ana, mujer de Joaquín, se deshacía en lágrimas, y lamentaba su doble aflicción, diciendo: Lloraré mi viudez, y lloraré también mi esterilidad.
 
4. Y Ana, sumamente afligida, se despojó de sus vestidos de duelo, y se lavó la cabeza, y se puso su traje nupcial, y, hacia la hora de nona, bajó al jardín, para pasearse. Y vio un laurel, y se colocó bajo su sombra, y rogó al Señor, diciendo: Dios de mis padres, bendíceme, y acoge mi plegaria, como bendijiste las entrañas de Sara, y le diste a su hijo Isaac.
Ana recibe el anuncio del ángelIV 1. Y he aquí que un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor, mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida.
 
4. Y he aquí que Joaquín llegó con sus rebaños, y Ana, que lo esperaba en la puerta de su casa, lo vio venir, y, corriendo hacia él, le echó los brazos al cuello, diciendo: Ahora conozco que el Señor, mi Dios, me ha colmado de bendiciones; porque era viuda, y ya no lo soy; estaba sin hijo, y voy a concebir uno en mis entrañas. Y Joaquín guardó reposo en su hogar aquel primer día. (Proto-evangelio de Santiago II, 1.4; IV, 1.4)
 

4.-La iconografía 

Iconografía de Joaquín y Ana
Los iconos que presentan a la pareja suelen ser imágenes que muestran algunas de las escenas características de sus vidas. Así, aparece 
la reunión de los cónyuges en la puerta dorada del Templo, después de las buenas noticias trasmitidas por los ángeles. Joaquín y Ana aparecen abrazados en el centro de la composición.
 
La familia sagrada junta: Joaquín, Ana y la niña María entre ellos dos. Ésta está en los brazos de su madre, o en medio de ellos.
 
Hay una imagen donde Anna es retratada como embarazada, su esposo parado cerca, señalando el útero. Ambos esperan un regalo bendecido para su hija, que será honrada con un destino especial.
 
Joaquín
Casi siempre es tratado como un santo, con un halo propio de esta condición, y vestiduras de color verde, signo de la esperanza. En occidente se valoraba mucho su probable muerte joven, toda vez que apenas aparece en los Evangelios. 
 
Son símbolos asociados con San Joaquín un bastón de pastor, que representa la Palabra cristiana, y una jaula con un par de tórtolas, que representan la paz. 
 
Su emblema es una puerta. [16] A menudo se la representa vestida de rojo y verde, representando el amor y la vida. [3]
 
Ana
Ana puede aparecer en diferentes escenas de la vida de la Virgen María, casi siempre acompañando a su nieto, por ejemplo en la fiesta de la Candelaria (Presentación en el Templo, 2 de febrero, o  en los iconos de la circuncisión de Jesús). El color de sus vestidos es verde o rojo, signos de esperanza y amor, respectivamente. Debió morir relativamente pronto tras su parto de la Virgen, porque no aparece en escena alguna de la vida pública de Cristo.
 
Es frecuente que aparezca en compañía de su hija, la Virgen y de su nieto, Jesús. 
Son atributos propios un libro o unas puertas.
La-aparicion-del-angel-a-Joaquin_Mosaico-Iglesia-de-la-Asuncion-de-Nuestra-Señora_en-Daphne_c.1100
 

4.1.- El icono de la concepción de la Virgen

 
La aparición del ángel Joaquín. Mosaico de la Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora en Daphne. Alrededor de 1100 mosaico. Iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, Daphne
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ana con la niña María
 
 
 
 
Ana con la niña María en brazos
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Concepcion-de-la-Bienaventurada-Virgen-Maria_(Ust-Ilimsk).
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Concepción de la Bienaventurada Virgen María (Ust-Ilimsk)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

5.- La fiesta

A principios de la Edad Media, el culto a Joaquín y Ana no estaba muy extendido, ya que el apócrifo "Proto- Evangelio de Santiago" no fue aceptado en Occidente como canónico y más tarde incluso incluido en el decreto de libros prohibidos atribuidos al papa Gelasio I (492-496). 
 
No se incluyó ninguna celebración litúrgica de san Joaquín en el calendario tridentino. Fue agregado al Calendario General Romano en 1584, y se celebraba el 20 de marzo, al día siguiente de la fiesta de San José. En 1738, fue transferido al domingo después de la Octava de la Asunción de María. Como parte de su esfuerzo por permitir que se celebrara la liturgia de los domingos, el Papa Pío X (período 1903-1914) la transfirió al 16 de agosto, el día después de la Asunción, para que se recuerde a Joaquín en la celebración del triunfo de María. En la revisión del Calendario general romano, de 1969, se unió al de Ana, que se celebraba el 26 de julio, para que hubiese una celebración conjunta de la pareja.
 
La Iglesia Ortodoxa celebra la memoria de Ana, la madre de la Bienaventurada Virgen María, el 7 de agosto.
 
Santa Ana es patrona de mujeres solteras, y la protectora de las mujeres embarazadas. Es a ella a quien rezan sus oraciones para que el parto sea fácil, el bebé nazca sano y que haya suficiente leche. Santa Ana también es la patrona de lavanderas y bordadoras, ya que estas artesanías están asociadas con las funciones de la madre.
 

6.- reflexión teológica

Concepción-de-la-Bienaventurada-Virgen-Maria
 
La iglesia ha desarrollado la doctrina de la Virgen María concebida sin pecado original. Es suficientemente conocida la doctrina de la Inmaculada Concepción (que se refiere a la concepción de María, no a la de Jesús). En la Edad Media, la doctrina fue controvertida, con la oposición de Santo Tomás de Aquino y su orden dominicana, pero apoyada por Duns Scoto y su orden franciscana. 
 
Juan Damasceno fue un abogado clarividente de esta doctrina:
“El sermón de Juan el Damasceno sobre la Natividad es una obra maestra de la elocuencia oracional de Juan, elogiando este gran evento como “la Natividad de la alegría para el mundo entero”. Aunque esta homilía se centra más en el significado teológico de la fiesta que en el relato del Protoevangelio, no deja de referirse repetidamente al texto apócrifo, al elogiar la integridad y virtud de los padres de María, Joaquín y Ana, y celebra su nacimiento. Es sorprendente, desde un punto de vista teológico, que el autor se centre también en los aspectos paradójicos y naturales de la concepción de María. En la primera sección de la homilía, Juan el Damasceno escribe:
 
“Pero ¿por qué ha nacido la Virgen Madre de una mujer estéril? Porque para lo único que es nuevo bajo el sol, la culminación de los milagros, el camino tenía que ser preparado por medio de milagros; y para que lo que era mayor convenía que avanzara lentamente desde lo más humilde. Y tengo otra razón más exaltada y divina. La naturaleza ha sido derrotada por la gracia y se encuentra temblando, ya no está lista para tomar la iniciativa. Por lo tanto, cuando la Virgen portadora de Dios estaba a punto de nacer de Ana, la naturaleza no se atrevió a anticiparse a la acción de la gracia; sino que permaneció sin fruto hasta que brotó su fruto” (según Cunningham, Wider than heaven, p. 54).
 
Al describir la concepción y el nacimiento de María, el predicador se centra también en el proceso completamente natural de la reproducción sexual que tuvo lugar cuando Joaquín y Ana se reunieron después de su milagrosa anunciación:
“¡Oh, la grandeza de los lomos benditos de Joaquín, de los cuales salió una semilla totalmente sin mancha! ¡Oh vientre egregio de Ana, en el que lentamente, con adiciones de ella, creció una niña santa, y una vez que había tomado forma, nació!” (según Cunningham, Wider than heaven, p. 54).
 
Otro aspecto de la exégesis homilética del octavo siglo del Proto-evangelio es el énfasis en la virtud y buen linaje de Joaquín y Ana. Las razones de esto son obvias: para ser digna de su próxima condición de Madre de Dios, el origen de María debe ser irreprochable. Andrés de Creta y Juan de Damasco se refieren a las genealogías situadas en los Evangelios de Mateo y Lucas para demostrar que no sólo Joaquín, sino también Ana son descendientes del profeta David. Además, ellos celebran la justicia y la pureza de ambos padres. Tomando un ejemplo, Juan de Damasco exclama con un vigor emocional característico:
 
“¡Oh, la más casta de las parejas de tortolitas, Joaquín y Ana! Habiendo mantenido la ley de la naturaleza, la castidad os consideró dignos de cosas que sobrepasan a la naturaleza; [Ana]has dado a luz al mundo a una Madre de Dios que no conocerá marido. Habiéndote conducido piadosa y benditamente en la naturaleza humana, ahora han dado a luz a una hija que supera a los ángeles y tiene dominio sobre los ángeles. ¡Oh hija más hermosa y dulce! ¡Oh lirio entre las espinas, engendrado de la raíz davídica más noble y majestuosa! […] ¡Bienaventurados los lomos y el vientre de donde saliste! ¡Bienaventurados los brazos que te llevaron y los labios que probaron tus besos puros - los labios sólo de tus padres que siempre podrías ser virgen en todos los sentidos!” (según Cunningham, Wider than heaven, p. 60)
 
Aunque Joaquín y Ana no se mencionan en los textos canónicos del Nuevo Testamento, su posición en la parte superior de la jerarquía de los santos, como “τῶν ἁγίων καὶ δικαίων θεοπατόρων Ἰωακεὶμ καὶ Ἄννης”] [santos y  padrinos justos, Joaquín y Ana"], está implicada en estas homilías.
 
Un autor, cuya obra sigue siendo algo descuidada por los eruditos, a pesar de su importancia como uno de los pocos predicadores seculares bizantinos, es Cosme Vestitor, que deber haber florecido en algún momento entre mediados de los siglos VIII y IX40. Cinco homilías marianas se atribuyen a Cosme: mientras que la primera homilía honra la memoria de Joaquín y Ana, las otras cuatro homilías, que sólo se conservan en latín, se han dedicado a la fiesta de la Dormición de María. Cosme, al igual que sus contemporáneos, hace un uso suficiente del Protoevangelio en su homilía en su conmemoración de los padres de la Theotokos. El predicador deja claro que este sermón es una fiesta “menor” que ya se ha celebrado el 9 de septiembre, un día después de la Natividad de María. Así, Cosme escribe en su prólogo:
 
“Ayer el festival de la Natividad de Theotokos glorificó la celebración de la alegría cósmica para nosotros con himnos auspiciosos. Hoy es el día que ofrece acción de gracias a los progenitores de Theotokos, a través de los cuales ha comenzado el comienzo de la salvación para todos. De hecho, la fiesta de los padres es la de la hija. Porque así como un niño es glorificado también en la gloria de su madre, así también es una madre glorificada en la bendición de un niño. Ayer así fue un día que fue ‘maravilloso a nuestros ojos’ (ver Sal 117,113), y hoy hay felicidad en recordar a los justos con discursos de alabanza” (según Cunningham, Wider than heaven, p. 139)
(SPYROS P. PANAGOPOULOS 1 The influence of the Protevangelium Iacobi in the middle-byzantine homiletics on the holy virgin. BYZANTION NEA HELLÁS N° 37).
 
Finalmente, medio milenio después, fue establecido formalmente como dogma en 1854, por el papa Pío IX. [3]
 
“Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles. Por lo cual, si alguno tuviere la temeridad, lo cual Dios no permita, de dudar en su corazón lo que por Nos ha sido definido, sepa y entienda que su propio juicio lo condena, que su fe ha naufragado y que ha caído de la unidad de la Iglesia y que si además osaren manifestar de palabra o por escrito o de otra cualquiera manera externa lo que sintieren en su corazón, por lo mismo quedan sujetos a las penas establecidas por el derecho.” (Bula Ineffabilis Deus).
 
No deberíamos terminar estos momentos de reflexión sobre las gracias con que Dios ha bendecido a la Virgen María a través de las personas de sus padres Joaquín y María sin mencionar que ellos son los patrones de los abuelos, y su fiesta es la "fiesta de los abuelos".
 
Con ello se recuerda a los abuelos su responsabilidad de transmitir la fe a las generaciones venideras: su conducta debe testificar que la tradición está viva y ofrecerla como un regalo a los niños pequeños. Pero la fiesta también encierra un mensaje para la generación de sus nietos. Les recuerda que la mayor perspectiva de la historia, la profundidad y extensión de la experiencia y la apreciación de las tendencias seculares de la sociedad y de la cultura, son características de las personas mayores y conforman una sabiduría que no debe tomarse a la ligera o ignorarse.
 

7.-Oración

Señor, Dios de nuestros padres,
tú concediste a san Joaquín y a santa Ana
la gracia de traer a este mundo
a la Madre de tu Hijo;
concédenos, por la plegaria de estos santos,
la salvación que has prometido a tu pueblo.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración colecta
Misa en memoria de San Joaquín y santa Ana
Padres de la Virgen María. 26 de julio
 

8.-Galería