Rezando con los iconos

"Así como la lectura de los libros materiales permite la comprensión de la palabra viva del Señor, del mismo modo el icono permite acceder, a través de la vista, a los misterios de la salvación" (Juan Pablo II, Duodecimum saeculum).

 

La Virgen orante o del Signo

La virgen del signo o gran orante de Jaroslav

 

1.-Introducción

La imagen de la Madre de Dios con las manos levantadas en oración al cielo se conoce desde la antigüedad. Se encuentra en murales de las antiguas catacumbas cristianas, en la decoración de los templos bizantinos y en la pintura de iconos rusos medievales. Es normal que la Virgen empleara esa postura, corriente en el pueblo judío desde tiempos de Salomón cuando quería “que Dios le salve de las tentaciones e insidias que le ponen los impíos”  (A: GONZALEZ, El libro de los salmos, pág. 611. Herder):
"Suba mi oración como incienso en tu presencia"
"el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde"(Sal 141,2)
 
Se trata de una postura con, por lo menos, 3.500 años de antigüedad, empleada nada menos que por Moisés en Refidin, cuando Israel luchaba contra Amelec. 
"Mientras Moisés tenía en alto las manos, vencía Israel; mientras las tenía bajadas, vencía Amalec" (Ex 17, 11)
 
Es una postura no sólo por el pueblo judío para orar, sino también por los cristianos, que la han tomado como propia. Así reza el primer salmo que se canta en las laudes del domingo de la primera semana, 
“Toda mi vida te bendeciré 
y alzaré las manos invocándote” (Sal 62)
 
que es sin duda el salmo más repetido en el rezo del oficio de las horas 
Universal es el significado de esta actitud que recoge la liturgia de la Iglesia en sus celebraciones, y más concretamente en la Eucaristía, cuando se dirige al Padre con las manos levantadas, mostrando las palmas, en signo inequívoco de súplica.
La necesidad de “levantarse” para dirigirse a Dios se recoge en autores tan distantes como Juan Damasceno (675-749) y Fray Luis de Granada (1504-1588), que definen la oración diciendo:
“Oración es levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes “(Fray Luis de Granada, De la oración vocal)
La oración es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes” (S. Juan Damasceno
La Virgen en la postura de Oranta (en latín, rezando) está representada de pie, con los brazos levantados y separados, sin el Niño. En esta postura reza a Dios por la humanidad, actúa como abogada nuestra y protectora de cada persona en particular. Un ejemplo clásico es el mosaico de la Madre de Dios en la Catedral de Santa Sofía, en Kiev, que se muestra aquí.

2.-La historia

Según una tradición, el icono fue creado por el monje Alipiy un monje del monasterio de Kiev, pero se está lejos de que los especialistas se pongan de acuerdo en ello, ni siquiera en el momento de su aparición. Según diversas estimaciones, podría haberse escrito tanto a principios del XII como en la segunda década del XIII. 
Por otro lado, la más fácil comprensión del mensaje teológico cuando la Virgen muestra al Niño, ha hecho  más popular el icono donde la Virgen Oranta muestra a su Hijo, el Emmanuel en un medallón en el pecho. Pero estas imágenes son popularmente denominadas “Gran Panagia”, que en Rusia se transformó posteriormente en la “Virgen del Signo", dejando para la Oranta la figuración de pie.
La imagen más antigua del tipo "Madre de Dios del Signo" es el icono de Novgorod, pintado a mediados del siglo XII, aunque este nombre de "Signo" comienza a asociarse con él solo a fines del siglo XV, para quedar definitivamente fijado en el XVII. 
Pero una y otra son una catequesis en colores de la profecía de Isaías al rey Ajaz:

“El Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel (Is 7, 14).
Ocho siglos después, dice Mateo:
"Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”». Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer. Y sin haberla conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús" (Mt 1, 22-25)
La profecía de Isaías se cumple en María. El icono muestra la belleza de la Virgen, convertida en sagrario del Verbo. En la Gran Panagia. el Niño Dios es mostrado, como el Emmanuel, el Señor-con-nosotros prometido.

Nuestra Señora Orante
Nuestra Señora del Signo

3.-La Iconografía

 
 Los iconos de la Virgen en actitud orante la presentan, ya de lado, ya de frente, pero siempre con los brazos abiertos y las palmas hacia arriba, en clara distinción de la iconografía  de la Virgen Hodigitria,  que la representa  con las manos de forma indicativa, señalando a su Hijo que es el Camino verdadero.


La imagen de frente, mostrando a su hijo dentro de una mandorla o medallón, es la conocida como la Virgen del Signo, porque al llevar en su seno al Mesías hace cumplimiento  en ella de la profecía de Isaías: “El Señor mismo os dará un signo: la virgen concebirá y dará a luz un hijo” (Is 7, 14)
 
Generalmente, la “Virgen del signo” está pintada de frente, sentada o de pie,  en una actitud mayestática y seria, con mirada fija en un punto muy alejado tras el espectador, rebasando su posición cercana.

El Niño está sentado sobre su regazo, haciendo, con las manos levantadas, unas veces la señal sacerdotal de bendición,  y en este caso porta en su mano izquierda el rollo de las escrituras. Otras, las más frecuentes, el Niño imita a su madre abriendo los brazos hacia el cielo en clara figura suplicante.  Siempre tiene  expresión de adulto en un rostro muy poco infantil, como corresponde a su papel de el Salvador. Es habitual verle dotado de cabellera abundante. Las tres letras del nimbo cruciforme, característico de Cristo, significan "El que es", o "Yo soy el que soy",  el nombre de Yhavé revelado a Moisés.

La nomenclatura usual IC XC muestra las iniciales y finales de la palabra griega que significa Jesucristo, mientras que las letras MP OY definen a la Madre de Dios (Mater Theoi).

4.- El icono

En la iconografía de la Madre de Dios, que se desarrolló a partir de los primeros siglos del cristianismo, las imágenes de mayor influencia espiritual fueron cuidadosamente conservadas. Sus múltiples copias dieron lugar a la aparición de nuevas variantes iconográficas. 

Las imágenes de la Virgen rezando con las manos levantadas al cielo se conocen desde el siglo IV. El icono representa a la Virgen en oración, con los ojos y los brazos alzados al cielo. Las manos de la Virgen están abiertas para encontrarse con Aquél que está por encima de todo el universo, y al mismo tiempo bendicen a los fieles.

 Ella está vestida con una túnica oscura con brillantes espacios dorados y un maforio dorado. El maforio de la Madre de Dios, según el canon, está decorado con estrellas que simbolizan su virginidad. La Virgen se encuentra sobre una alfombra escarlata adornada. Toda su ropa está inundada de luz dorada, que es expresión de los flujos de gracia del Espíritu Santo que se derramaron sobre la Santísima Virgen en el momento de la concepción.

Tanto el peculiar pedestal como los pliegues del maforio que descienden hasta los pies, ayudan a elevar visualmente la figura de Oranta, a hacerla más esbelta, agregando grandeza y desapego a su apariencia.

En el pecho de la Santísima Virgen, en una mandorla gloriosa o medallón se coloca la imagen de medio cuerpo de Jesús - Emmanuel. Es frecuente que el Salvador bendiga con ambas manos, como si repitiera el gesto de oración de su Madre. 

 

En las esquinas superiores del cuadro hay dos medallones redondos, uno a cada lado de la Virgen, donde aparecen los Arcángeles del Señor con espejos, que reflejan “la verdad, la sinceridad, el contenido del corazón y la conciencia” (JEAN CHEVALIER, Diccionario de los símbolos, pág. 474. Herder). 

El fondo del icono es oro, como alegoría de la luz divina, el color de la santidad de Dios en el canon iconográfico. Los nimbos de la Madre de Dios, del Salvador y de los arcángeles en el ícono están hechos de oro blanco, para mejor distinción sobre el fondo dorado. 

En este icono, las líneas de caras y túnicas están suavizadas, presentando todo el conjunto un aspecto muy vivo y natural. De particular belleza es el joven rostro de la Madre de Dios, dotado de una singular expresión de humildad mansa y conmovedora, compatible con un hondo gesto de tristeza.
Es un icono que expresa la actitud de oración y escucha de la Palabra que impregna la vida de la Virgen y, simultáneamente, está dotado de un evidente significado eucarístico: la Santísima Virgen revela al mundo al Cordero preparado para el sacrificio por los pecados humanos. 

La imagen que se presenta es el mosaico más famoso de la Catedral de Sofía, en Kiev. Se encuentra en el conjunto de mosaicos y frescos originales más grande del mundo, construidos en la primera mitad del siglo XI. La imagen se llamaba originariamente el "Muro Indestructible", pero por su gesto universal de oración los fieles se referían a ella como Oranta, es decir, como una oración. Y con este nombre se conoce la línea iconográfica que presenta a la Virgen de pie (sea de cuerpo entero, sea de medio cuerpo) sin Niño.

Una rica simbología ilustra toda la figuración::

  • Fondo dorado: el color dorado simboliza la santidad divina. María está, inmersa, sumergida en el Espíritu Santo.
  • María: aparece de pie (esbelta “como columnas de un templo”)
  • Estrellas en hombros y frente, simbolizando su virginidad antes, durante y después del parto
  • Los brazos extendidos, alzados hacia el cielo, en un signo universal de plegaria, ruegan por todos y cada uno de los hombres.
  • La alfombra simboliza la tierra. La Virgen se mantiene entre la tierra y el cielo, simbolizado éste por los ángeles que frecuentemente aparecen en sus iconos.
  • El nimbo de María, suele aparecer de color blanco, para destacarse bien del fondo dorado que habitualmente tiene la iconografía de Nuestra Señora del Signo.
  • Manto: con los colores Púrpura (amor y fuego, divinidad) y Azul (humanidad)

5.-Teología

Las manos levantadas de la Virgen y la imagen en su pecho del Emmanuel determinan el contenido principal de la imagen: una oración por todo el mundo y un testimonio de la encarnación salvadora del Verbo Divino.
 

 

Icono-del-Signo-de-la-Madre-de-Dios_SigloXVI_Coleccion-P.D.Korina.La presencia del Niño-Emmanuel muestra que en ella se realiza el cumplimiento del Antiguo Testamento en el Nuevo. El arcángel Gabriel le anunció que había llegado el momento de realizar la profecía de Isaías, dándole al Emmanuel el nombre de Jesús.

El icono muestra al niño divino que nace eternamente en el mundo para salvarlo. Por ello, aparece colocado en el interior de una mandorla, a través del cual los círculos de energías Divinas (según la teología iniciada por G. Palamas y que la Iglesia Ortodoxa asume plenamente) parecen fluir hacia el mundo. 

Icono Nuestra Señora  Orante. La Gran Panagia

El claro impacto visual de la mandorla, situada en el centro del icono, en el pecho de la Virgen, enfatiza fuertemente el cristocentrismo del icono. Cristo es el mensaje, evidentemente, como muestra la centralidad de su imagen. 

Los círculos de luz alrededor de él, formando la mandorla, son la expresión plástica de su venida a la tierra, según las palabras de Juan :
“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres” (Jn 1,4)
“La luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz”(Jn 3, 19,)

El primer significado simbolizado por el ícono de "Nuestra Señora del Signo" es de la revelación de la Encarnación, por parte de la Virgen.

Al mismo tiempo hay otro significado complementario, esta vez por parte de los cristianos que, al venerar el icono, creen en el nacimiento y la venida del Salvador al mundo, dan cuenta de conocerlo y testifican de él como reconocido.

Las palabras de san Pablo sobre la expectación de la creación 
“la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto”. (Rom 8,21ss).

nos ayuda a situar el nacimiento, de hecho, en un contexto cósmico: la Encarnación del Verbo se da en el seno de la creación para devolver la creación al plan Divino. Y, dentro de ese plan, la revelación nos enseña hasta donde llega el amor de Dios por la humanidad, pues “Dios se hace hombre, para que el hombre pueda hacerse Dios”,  según la célebre sentencia de los Padres. 

La oración ante el icono de Nuestra Señora del Signo no sólo nos revela a su Hijo y hace suya nuestra súplica elevándola al Padre con el alzar de las manos, sino que también nos hace partícipes de las Energías Divinas simbolizadas por la mandorla que encierra al Salvador-Emmanuel.

5.-Oración

«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».

(Lc 1, 46-56)